Y el tema de la semana es...

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viernes, 5 de agosto de 2011

In the famous words of Headmaster Albus Dumbledore...

Abrí los ojos. Obviamente no sabía cómo había llegado allí; era un sueño. Un pasillo blanco, largo, con una alfombra color vino y con detalles en dorado. La recuerdo porque sé que la he visto en alguna otra parte.  El pasillo tenía 7 puertas. Tres a la derecha, tres a la izquierda y una al final. Todas  numeradas del 1 al 7, color caoba excepto esa última, la que llevaba el número siete, completamente dorada.

Ese fue el inicio de uno de los mejores sueños que he tenido en mi vida.
Yo, puedo decir que tengo sueños lúcidos desde hace mucho tiempo. Sueño cosas geniales, pero aquél –o quizás quiera decir aquellos– fueron involuntarios y no pude alterarlos de ninguna forma.
Todo esto lo soñé antes de ver Inception o escuchar de Thisman.org.
Les voy a contar de mis siete sueños.

Seguí la razón y no el instinto, y entré a la puerta señalada con el número 1, que era la más cercana a mí. Un haz de luz me cegó un segundo y cuando recuperé la visión. Todo era verde.
Era un tipo bosque, lleno de árboles de montaña. Yo caminaba por lo que parecía un sendero. No me podía ver a mí misma. Pero podía ver lo que traía puesto. Era un vestido holgado azul. Caminé hasta llegar a un claro. Había dos niños jugando con un cascabel. El niño parecía tener unos 10 años, y la niña unos 8. El cabello del niño era castaño claro y lacio. El de ella en cambio, era color azabache y en caireles. Los niños se me acercaron y me empezaron a hablar de su papá. Y luego desperté.

Ese fue el primero de los sueños que tuve esa semana. Sin saberlo, me desperté y no pensé más en el sueño, hasta el día siguiente…

Volví a abrir los ojos, estaba otra vez en el pasillo. Me dirigí hacia la puerta que marcaba el número dos, y entré. El haz de luz apareció de nuevo, y después de un momento conseguí ver. Esta vez, parecía haber salido todo de una fotografía tipo sepia, con los colores más nítidos pero con ambiente café. Era una feria. Entre la gente me encontré con un vendedor de algodón de azúcar –que ahora reconosco como el tipo de thisman.org. Me obsequió uno y rechazó mi dinero. Me dijo “Espero que entiendas lo que significa” y me guiñó un ojo. Seguí andando y me encontré con dos amigos, que hablaban entretenidos. Me intenté unir a ellos, preguntándoles qué hacían. Me dijeron que cuidar a los niños. No supe que querían decir, pero pareció molestarles el que no comprendiera. Me señalaron la parte de arriba de una rueda de la fortuna. Allí estaban los niños que había visto un día antes. Pero parecían uno o dos años más pequeños. Desperté.

Fue allí cuando comencé a darme cuenta de que esos sueños tenían una especie de continuidad. Traté de esforzarme una vez más al día siguiente, para volver al sueño anterior, sin éxito.

Al encontrarme de nuevo en el pasillo largo, me acerqué a la puerta 2 de nuevo, más no tenía picaporte. Entré por la puerta 3, y después del esperado haz de luz, me encontré en una casa deshabitada. Parecía como si una mudanza estuviera entrando o saliendo. No estaba segura. Caminé un poco por la casa, encontrando cuadros, firmados con mí nombre, con fechas como del 2020 o 2018, empacados. Recorrí un poco esa casa. Ahora no recuerdo bien qué era lo que veía. Desde la azotea se escuchaba un ritmo, como un bajo. Quería entrar allí, pero no tenía la sensación de que no debía. Desperté.

Mis sueños comenzaron a hacerse notar así. Me encantaban. Me la pasaba todo el día esperando que llegara la hora de dormir para tener el siguiente. Comencé a contárselos a mis amigos y amigas, y me preguntaban si sabía qué podrían significar. No tenía idea.

Cuando me encontré de nuevo en el pasillo, corrí directamente hacia la puerta que correspondía. Después de la luz, aún seguía corriendo. Era otro pasillo, menos iluminado y las puertas tenían pequeñas ventanas, a través de las cuales se veían salones de clase. Las puertas tenían los colores primarios y cada esquina tenía una planta o un espejo. Una larga manta colgaba de una pared. 

Había botes de pintura y pinceles en charolas en el piso. Supuse que era una escuela y que el propósito de ese lienzo era que los niños pintaran si lo querían. Yo tenía prisa; tenía que llegar a algún lado, más no sabía a dónde. Seguí trotando. Comencé a escuchar voces adultas, hablando en susurros. Seguí el sonido. Justo entonces noté lo que traía puesto: Una bata de laboratorio con una insignia de metal, que leía “Dra. Rivera Domínguez Muñoz. Cirujano Cardiólogo y Fisiatra”. Me encaminé hasta lo que parecía un auditorio. Al entrar, muchas personas estaban sentadas en pequeñas bancas de madera. Mirando en silencio a un escenario con cortinas rojas, esperando pacientes y murmurando bajito entre ellos. Me senté en la única banca que encontré desocupada. Al poco rato, se levantó el telón y una obra infantil comenzó. Muchos niños cantaban y bailaban. Una figura se sentó junto a mí. No volteé a ver quién era, como cuando no esperas a nadie. La figura, se inclinó un poco hacia mí.

-        ¿Ya salieron los niños?
-        … ¿Perdón?
-        ¿Qué si ya salieron Sam y Alex?
-        … No. No sé.
-        Que mala madre eres. Ni siquiera te fijas si salen tus hijos. – rió la figura– perdón por llegar tarde. Tenía que pasar al banco. ¿Le quedaron los zapatos a Alexa?

Los nombres me comenzaban a sonar. Estaba casi segura que se trataba de aquellos niños que había visto en mis otros sueños. De repente, ambos niños, aún más pequeños que la última vez que los había visto; tenían alrededor de 7 y 5 años, aparecieron en el escenario, vestidos, él de árbol y ella de flor. Los contemplé en silencio mientras mi cabeza se hacía muchas preguntas. Traté de adelantar el sueño; fue inútil. Esperé a que la obra terminara y le levanté a aplaudir.

-        – ¿Por qué no traje mi cámara?
-        – Porque eres un descuidado – las palabras salían de mi boca.
-        Para eso me casé contigo, para que tú me cuides. – Aquella persona que no podía ver me abrazó, como si me conociera de toda la vida.

Todo comenzaba a aclararse en aquél sueño. Luego los niños bajaron del escenario y vinieron hacia nosotros.

-        – ¿Te gustó mamá? – Preguntó Samuel, En una sonrisa a la que le faltaba un diente.
-        – Mucho – le dije, desarreglándole el cabello como si fuera costumbre.

Salimos de la escuela y subimos a un auto que ahora no recuerdo. Llegamos a la casa con la que había soñado un día antes. Por dentro estaba arreglada como de revista. Las decoraciones eran muy bonitas y mis cuadros colgaban en las paredes. Recuerdo que cenamos y que los niños se fueron a dormir. Yo exploré la casa. Uno de los cuartos servía de biblioteca. Era pequeña, pero estaba muy bien equipada. Entre las repisas, pude reconocer libros que ya he leído; libros de mi abuelo. Mi abuelo siempre dice que cuando el muera quiere que me quede con sus libros, cree que nadie los va a cuidar mejor que yo. Empecé a llorar. Salí de ese cuarto, aún con lágrimas en los ojos, y me encontré con el muchacho.

-       ¿Estás bien? – preguntó preocupado. Asentí con la cabeza y me abrazó. - ¿Te volviste a acordar? Está todo bien.
Y desperté.

Hasta donde sé, esos sueños se ponían cada vez más extraños y a la vez razonables. Todo tomaba sentido pero era BASTANTE extraño.

 Abrí los ojos en el pasillo. Me dirigí a la quinta puerta y cuándo entré, no estaba de pie. Estaba sentada, tenía la cabeza recargada en la mano y sentía como me cepillaban el cabello.

-        – Ya casi está listo – reconocí la voz de una vieja amiga.
-        – ¿Qué cosa?
-        – No juegues, Loretta. Y deja de moverte.

Pasé así como unos diez minutos. Viendo hacia la nada. Luego me giró y me enseñó una imagen de mí misma en un espejo. La diferencia era mucha. Yo era mayor. Me veía diferente.

-        – Estaba esperando algo menos exagerado… - Las palabras salieron de mi boca.
-        – No me importa. Así te vez bien.

Miré alrededor, a lo que parecía un salón de belleza. Todo apuntaba a que mi amiga era la dueña. La puerta se abrió de golpe, y varias amigas mías entraron a toda velocidad.

-       – Hola Loretta, me gusta tu cabello. Siéntate y no te muevas. Si arruinas el maquillaje te mato. – dijo otra de mis amigas, sentándome a la fuerza y levantándome la cara.

Todo eso transcurrió bastante rápido. En menos tiempo de lo que esperaba, yo traía puesto un vestido blanco.
-        
¡Mira! Y todavía tenemos 10 minutos. – sonrió otra de mis amigas.
-        Hay un Starbucks en la esquina. – dijo la primera
-        Yo quiero un Java Chip. – dije, contenta de poder tomar algo…
-        No, tu no vas. Tu te quedas para que no se ensucie el vestido.
-        ¡PERO YO QUIERO IR! – Respingué
-        ¡No me importa!

Así que se fueron sin mí, y me quedé diez minutos sola allí. Luego volvieron por mí y me llevaron a una especie de parque. La entrada del parque estaba arreglada con cientos de velitas que parpadeaban alegremente. En la puerta –en realidad no era una puerta, mas bien, la entrada del parque- galantemente, en tuxido y converse, estaba mi primo Max. Corrí a abrazarlo, contenta de verlo después de tantos años.

-        Te extrañaba, primita – Me dijo, sonriendo.
-        Y yo a ti, Maxie. – Contesté, feliz.
-        ¿Lista? – Preguntó él.
-        Define ‘Lista’.

Maxie se rió, y me asió del brazo.
-         – Siempre había querido hacer eso…

Y luego, algo que recuerdo perfectamente de ese sueño. Comenzó la música. Era el Bridal Chorus de Wagner en guitarras eléctricas. Maxie me encaminó al altar. Entre la gente, ví muchas caras conocidas, y otras que jamás había visto. Les sonreí.

Luego, curiosamente, no puedo recordar nada de la ceremonia, es como si hubieran agregado el filtro de los adultos de Charlie Brown, y no pudiera escuchar nada. Recuerdo que los votos hablaban sobre la vida y las luces, pero nada más. Al terminar la ceremonia. Los… padrinos, creo que se llaman –en ingles es best men- corrieron a abrir unas cajas de mimbre que estaban en el piso. De ellas brotaron cientos de mariposas azules que revolotearon unos segundos y luego se fueron. Fue un bonito detalle.
Saliendo de allí. Recuerdo haber visto a mi mamá. Ella estaba contenta. Entre la gente, estaban mis abuelos, eso me quitó un pesar. También, a lo lejos, creo haber visto unos ojos que miraban tristemente…

De allí partimos a la recepción. Era en un lugar cercano, lo recuerdo. Todo estaba lleno de vinilos y bolas disco. Decoraciones en rojo quemado y colores fuertes. Me gustaba. Recuerdo haber bailado con muchas personas, y recuerdo que el primer waltz había sido The way you look tonight.
Y no recuerdo cómo iba lo demás del sueño…

Ese día me había quedado a dormir en casa de una de las niñas que aparecían en el sueño. Le conté todo. Recuerdo que era un viernes, el día de nuestra graduación de la secundaria. Ella parecía entusiasmada con la secuencia de los sueños, y hablamos de eso todo el día.

Me acerqué a la puerta, sin saber qué esperar. La abrí. El resplandor blanco cesó, y entre el, pude vislumbrar un auto verde. Un taxi. Lo abordé, mientras el taxista guardaba lo que llevaba yo en la mano, una maleta gris, en la cajuela. Me senté, y cuándo regresó le di indicaciones para llegar a un lugar del que nunca había escuchado. Me acomodé la ropa. Revisé mi bolso –porque traía uno muy bonito- y tenía un pase de abordar sellado. Acababa de regresar de España, según decía el boleto. El sello estaba justo sobre el destino. No sabía dónde estaba. Me bajé en lo que parecía un hotel, y le di instrucciones al taxista para que llevara mi maleta a un hotel. Al parecer, en el futuro yo era bastante confiada. Entré al restaurante para encontrarme con aquél tipo, con el que… un día antes –O un tiempo después- iba a “casarme”.

Me senté con él y comenzamos a hablar en otro idioma que hasta la fecha, no logro descifrar cuál era. No entendí nada de mi propia conversación hasta que finalmente habló en español y me propuso matrimonio. Así, como si nada.
Desperté.

El sueño fue bastante corto, a pesar de que había dormido muchísimo. El sueño del día siguiente fue aún más corto.

Me acerqué a la puerta. Era dorada y brillaba con intensidad. Tenía una nota pegada en el picaporte. “No existe tal cosa como el destino”. Decía la nota.

Entré para encontrarme subiendo un avión. Justo enfrente de mí, venía mi mejor amiga, sonriendo intensamente, como suele hacerlo cuando está muy contenta. La vi no muchos años mayor. Posiblemente dos o tres años mayor únicamente. Me miró a los ojos y su sonrisa se borró un poco.

–  No te preocupes por él. Ya es muy tarde como para regresar. –dijo con mucha calma.


Sentí una lágrima en la mejilla, y ella la quitó mientras caminábamos por el pasillo de gusano que conecta con el avión. Volteé hacia el aeropuerto, y entre la gente, puede ver los mismos ojos afligidos que había visto en el parque unos días antes. Los reconocí y desperté.

A esos sueños les he buscado todo tipo de explicaciones, pero no he querido creer ninguna. Yo no creo en el destino y no creo en las promesas. Tampoco creo en el amor temporal.
A pesar de eso, esos sueños se sentían muy reales, y aunque sé que los sueños son causados por hormonas que sirven de alucinógeno que produce el organismo cuando está en modo de recuperación, fue todo muy extraño.

Sueños extraños…

Pero como una vez dijo aquel sabio Albus Dumbledore: "It does no good to dwell in dreams".

5 comentarios:

  1. Para empezar me encanta tu redacción, desde que comencé a leer me atrapó sobretodo porque no sueño y saber los sueños de los demás siempre me ha resultado muy interesante, y al final no quería que se acabara el post, ojala algún día me puedas platicar personalmente todos esos sueños con detalle, me seria de mucho agrado.. en serio.
    Con respecto a los significados de los sueños no te sabría decir, lo que sí sé es que como un amigo mio me dijo algunos sueños no significan nada, pero otros vaya que pueden ser muy importantes, que le encuentres sentido estoy seguro que depende de ti.
    De nuevo muchas felicidades por tu forma de escribir

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  2. WOW. Me encantaría poder soñar de esa manera, y aun más... recordarlo en la mañana. Estoy totalmente de acuerdo con Octavio, me atrapaste desde el título, y no fue únicamente porque compartimos cierta adoración hacia HP, sino la manera en que redactas tus pensamientos te hace una verdadera escritora, y lo digo con admiración.
    Es muy intrigante pensar que esa es tu vida, ante tus ojos en un instante, sin embargo, lo más razonable es pensar que son simples sueños; en mi opinión, los sueños no siempre tienen que ser falsos o verdaderos, creo que simplemente es una ayuda que nos da nuestro subconciente para tomar decisiones futuras.... o quizas nada más para entretenernos mientras descansamos. Sea lo que sea, espero que encuentres respuestas algún día!

    Sigue escribiendo Loretta, sería un error dejar de hacerlo, una pérdida de talento. Considera que ya tienes mínino una fan :D y si algún día decides escribir un libro, ya tienes comprador! -Mónica.

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  3. Waa!! Loretta me atrapaste completamente, todo sueño tiene su significado,yo te recomiendo que no busques el siginificado de ellos, porque con el tiempo sale a flote ello,escribes superultramegagenial, tienes la habilidad de atraparme en cada uno de tus escritos, aparte tienes la habilidad de escribir cosas interesantes, simplemente toda tu eres interesante, deberias escribir un libro, al menos yo lo compraria, nunca dejes de escribir porfavor es muy genial escribir la verdad, te quiero pequeña Loretta, God bless you...

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  4. Alina Benítez Patterson5 de noviembre de 2011, 0:09

    !Totalmente de acuerdo con Mónica y Octavio! Muchísimas felicidades Loretta, desde el título no pude dejar de leer, !De verdad me encantó! Síguelo haciendo, llegarás a ser una excelente escritora.. Me interesé muchísimo en el tema de tus sueños, suena bastante intrigante y me encantaría poder platicar contigo de eso... Quisiera saber sobre alguna explicación, si la encuentras, por favor dime. !Mucho éxito!
    -Alina

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