Y el tema de la semana es...

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jueves, 8 de septiembre de 2011

Adiositos.

Adioses van, adioses vienen. Los escuchamos por todas partes, pero jamás sabemos si están bien empleados.

Te vas de un lugar y te despides con un "Adiós", aún sabiendo que volverás al siguiente día, ¿es eso correcto? Incluso yo lo hago, por costumbre, supongo. Pero estoy casi convencida de que el "adiós" es la última palabra que le dices a alguien, lo último que tendría que escuchar de ti.

Hay idiomas donde el "adiós" que nosotros manejamos, es sustituido por un "hasta pronto" o un "hasta luego", porque su propio "adiós" está prácticamente prohibido. Tal es el caso del italiano donde es permitido decir "arrivederci" y se prohibe decir "addio". Dices "Addio" y de inmediato das a entender que no volverás.

Hay Adioses que duelen y hay adioses que se desean desde lo más profundo de uno mismo, porque hay personas eternamente jorobonas que deseas que se alejen lo más posible de ti, y vives esperando aquel día en que se despidan para no volver.

Los adioses que duelen, esos los dejan las personas importantes, esas que se van sin dejar una garantía de que volverán. Se curan con el tiempo y, regularmente, permiten que te quedes con recuerdos. Y si aquél adiós no se cumple, se genera una serie de sentimientos reconfortantes.


Para algunos es dificil decir adiós, les duele desde adentro. Sin embargo, la mejor forma de decirle adiós a alguien, es preparándole una carne molida sazonada con pequeños y casi invisibles cristales provenientes de un foco, de hecho, yo estoy a punto de aplicarlo; pero no con una persona, noooo....¡con ese pinche gato!

Siempre resulta más sano cerrar ciclos....*tritura focos*...
"Cuando llegues a la última página, cierra el libro"

...pero, después de un tiempo, quizá no haga daño abrir ese libro y echar un ojo...

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