Olvídate désta.

Hay muchas cosas que olvido. Demasiadas, son tantas que olvido recordarlas y las olvido con tanta frecuencia que las recuerdo de a ratos.. Olvido el cepillo de dientes cuando viajo, las llaves cuando salgo y la tarea cuando voy a la escuela.

Olvido que el lápiz/pluma que busco está en mi cabello.

Olvido cosas normales.

Podría hacerles una lista y todo, pero la verdad no me alcanza el día para eso y tengo que postiar.

¿Por que será que siempre tenemos que seguir el patrón olvidar las cosas que no queremos olvidar pero no poder olvidarnos de las cosas que evitamos recordar?

Pues si amigos, así es la vida. Estamos todos condenados a olvidar nuestra credencial cuando no traemos dinero suficiente para subirnos al camión pero nunca olvidar a nuestro estúpido/a ex que nos hizo daño el/la muy hijo/a de la chingada.

Estamos condenados a olvidar nuestros ipods cuando vamos a la fiesta de la Tía María y tenemos que hablar con nuestra prima que nos cae mal, por fresa y estúpida, cuando en realidad deseas olvidar su maquillado rostro y su voz de ratita aulladora.

Esa es la realidad. Pero pues, no nos quejemos. Está bien olvidar objetos. No podemos darnos el lujo de olvidar las cosas/situaciones/personas que nos han pasado en nuestras vidas hasta llegar a este momento, sólo que hay aceptarlo y ya, el recuerdo físico se ira desvaneciendo.

Aparte, que poca madre olvidar a una persona.

Recuerdo que en una película o libro o algo por el estilo decía que una persona no está muerta hasta que es olvidada.

Y es verdad.

Es por eso que, gracias billetes por mantener a Benito Juarez vivo en los corazones de todo México.