Y el tema de la semana es...

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lunes, 25 de abril de 2011

A stupidity of seven parts.

En el salón del 1° “A” de la Escuela Secundaria “Salvador Alvarado” mejor conocida como “La UNO” se encuentra sentada, cerca de la puerta, la señorita Kenia Joseline Ramírez Millán, mejor conocida como Señorita Kenny.

Se encuentra distante y pensativa mientras observa, de manera silenciosa característica de las personas solitarias, la gente que conforma su atronador y caótico salón. Se siente estúpida y bastante patética (y a su vez, antisocial) al no poder encajar en toda aquella multitud, por lo cual, decide ponerse a sacar conclusiones (rápidas) de todos aquellos para decidir en qué parte del salón quiere estar, lo haría de manera silenciosa y viéndolos a todos como quien quiere ser agradable.

Mira a los hombres que, de manera estúpida, juegan a pelearse. Piensa que, no quiere ser como ellos porque (además del hecho de que actúan como pendejos simios que se tiran cosas y se arrojan los unos a los otros) no comprende su manera de comportarse. Después de unos minutos descubre que no tiene algo que comprender, porque ni siquiera ellos saben por qué les gustan tanto los chingazos.

Además, ella sabe que no le gustan ni un poquito (los golpes).

Por otra parte, viéndolas como quien no tolera, están las niñas fresas del salón. Las rechaza. Recuerda que ellas son de las personas que tienen más chichis que cerebro. Nota que no es su caso; ella puede razonar pero ellas son naturalmente estúpidas.

Busca a las demás personas del salón y se encuentra con las que se preocupan demasiado. Kenny no puede ser así, pues ella no solía preocuparse por todo, sólo por lo elemental. Ese exceso de preocupación le parecía, en parte, estúpido.

Pasa una vista rápida a las demás personas y ¡Ahí estaban! Las personas a las que no les importaba NADA (los mas que estúpidos) , las personas que estúpidamente le tenían miedo al resto, eran tímidos y a la vez desconocidos y… pues, quedaban las personas que, por diversión, sólo decían estupideces.

Ese día y de una manera poco usual, Kenny se dio cuenta de que vivía rodea de gente (que podía ser o era) estúpida. Decidió que no quería ser como ninguno de ellos, sino que quería ser como todos, así que, tomó un poco de cada una de esas estupideces y ponerla en su personalidad. Eso lo permitiría saber comportarse ante diferentes personas… inclusive eso le permitiría poder ser odiosa o soportable.

De esta forma fue como Kenny entró a habitar la comunidad de estupidez que se encontraba en su salón y, a la vez, ser parte de un lenguaje MUNDIAL.

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